pobre de aquel que la conociera.
"- Aquel reflejo dorado de
cabello largo y rubio peinado en tirabuzones. Y los ojos. A pesar del tiempo
transcurrido desde que los vi por primera vez, y de las muchas aventuras y
sinsabores que aquellos iris azules iban a introducir en mi vida durante los
años siguientes, todavía hoy sigo siendo incapaz de expresar por escrito el
efecto de esa mirada luminosa y purísima, tan engañosamente limpia, de un color
idéntico a los cielos de Madrid [...] Y yo me quedé
en mitad de la calle, enamorado hasta el último rincón de mi corazón, viendo
alejarse a aquella niña semejante a un ángel rubio e ignorado, pobre de mí, que
acababa de conocer a mi más dulce, peligrosa y mortal enemiga [...] Y ella me miró
divertida, sin decir palabra, durante un rato tan largo que me sentí
transportado a las puertas del Paraíso."
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